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Foto del escritorCelina Fabregues

Ensayo palabras


Ensayo palabras. Garabateo un par. La inspiración se acaba de congelar en este día frío de invierno.

Por la ventana de casa imagino otras ventanas. La casa del abuelo. La mesa del comedor con aroma a tostadas con mermelada. El jardín de invierno y el patio grande, repleto de plantas.


La casa de Vito, con su cochera de baldosas rojas en bajada, donde improvisábamos en verano, el salto de una catarata y nos divertíamos con Norma, Fabián, Sergio y Patricia.


"La casa de arriba", la casa de los tíos Helena y Mario. En ese lugar pasé gran parte de mi infancia y de mi adolescencia. Y más aún, ahí también nos instalamos con mis hijos cuando volví a Villegas.


Por esos lugares pasaron también mis amigos. Los de antes, los de ahora, los de siempre. Los que me siguieron en cada una de mis locuras creativas y los que me enfrentaron con firmeza, para frenar alguna tontería.


Hay cientos de anécdotas graciosas, reveladoras y emotivas que involucran a mis amigos. Los amigos que me dibujaron alas y me ayudaron a batirlas cuando creí haberlas perdido. Los que se enojaron ante la estupidez o se entristecieron ante el error. Esos que pudieron ver más allá de lo visible para perdonarme.


Mis amigos tienen nombre. En la lista hay amigos con casi todas las letras. Con cada uno de ellos hay un recuerdo guardado en algún papelito. En mis papelitos de memoria. Hay papeles amarillos, arrugados, desprolijos, pintados, planchados, perfumados.


Uno de los papeles tiene un dibujo. La caricatura de una mujer con un micrófono en la mano, firmada por Miguel. Otro papel tiene una frase. A la vida hay que darle color. Así cantaba Carla moviendo los brazos frente a toda la clase. Para ellos habrá un abrazo de cielo. Y otro papelito amarillo tiene un dibujo de Caligastia, que sigue pegado a mi computadora. Y otro con te quieros. Y otro con felicidades. Y otros con retos. Porque son muchos papelitos.


Mis amigos completan esa parte de mí que sale a la calle, a bailar descalza, una noche de lluvia.

Hay amigos de antes, de ahora, de siempre. No los hay más importantes, todos tienen los abrazos necesarios en cada momento de la vida.


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